Hola Américo!
Te mando unas fotos del Bautizo de mi libro El paraíso prestado. Wörter en el Centro de Estudios Caribeños, para que "asistas" desde lejos a la actividad.
No te puedo responder por Linkedin porque nunca se me permite pasar con la clave. Aquí la conexión es mala y se interrumpe mucho.
Un abrazo!
El Paraíso prestado
Muerta y enterrada en el Cementerio
Centurión, Elli era una germana tan airosa, hermosa y soñadora que poco se le
notaba el viacrucis de sus matrimonios porque, increíblemente, fueron unos
cuantos, siempre buscando una estabilidad y armonía familiar que nunca encontró
sino en la sepultura.
La
conocí recientemente a través de la novela “El Paraíso prestado” que parece la crónica de
una increíble historia familiar, pero de una excelente factura literaria escrita por Doris Poreda que el
año pasado obtuvo el Premio de Literatura Stefanía Mosca 2013.
El libro de 212
páginas, publicado por el Fondo Editorial Fundarte, con diseño y presentación
excelentes, llegó a mis manos enviado directamente desde Cumaná por su autora
con una dedicatoria que agradezco.
Parecen los
fragmentos de un diario real hecho novela
que Doris –Dorly en la obra- guardaba bajo candado que Elli, su madre, le
había comprado con los ahorros del mercado.
Ellí siempre andaba con migraña
al igual que la abuela Mutti, mujer severa que siempre encontraba defectos a
sus maridos. La migraña como que era un
mal de familia porque Dorly, que apenas se iniciaba en la adolescencia, era
presa ocasionalmente de esa jaqueca,
A
Elli la hizo venir a esta ciudad del Orinoco,
uno de sus esposos, Fritz, con
quien tuvo su segunda hija, Hanne. Fritz vino escapado del infierno de la
segunda guerra mundial a trabajar en la colonia agrícola La Esperanza en donde
más tarde se incorporaría Elli en calidad de dama de compañía de la esposa del
dueño de una finca,
En
esa colonia agrícola terminó el lazo matrimonial a causa de una riña entre
Bert, hermano de Elli, y Fritz. Ber
había asegurado trabajo en ACO vendiendo
carros y a través de él, Elli conoció en
el Club Buena Vista La Piscina al sustituto de Fritz, fotógrafo yugoslavo que
aparece en la novela con el nombre de Pero Markovic. En la vida real pude averiguar se conocía como Padro Pervan,
quien tenía su estudio en la calle Bolívar y hacia trabajos de reporterismo gráfico a Jose
Antonio Fernández cuando era director del diario El Bolivarense.
Pervan
había vivido en Argentina antes de venir a Guayana. Allá de tanto ir al cine se hizo aficionado a
la imagen blanquinegra fijada con hiposulfito de sodio. Su porte, más que de fotógrafo, era el de un galán de cine bien visto por las
angostureñas, pero él se prendó de Elli que también tenía porte de deseable diva del
celuloide, algo parecida a Marlene Dietrich. Terminaron casándose y concibiendo al único
heredero varón -Marko- ungido con bálsamo
de la selva orinoquense. Pero Markovic como
todas las parejas anteriores de Elli comenzó siendo un romántico adorable y terminó
todo un insoportable querrequerre que prefería gastar sus emolumentos en el
mercado periférico antes que pagar los alquileres de la vivienda que ocupaba de
la calle circunvalación del Banco Obrero.
El ambiente
hogareño enrarecido con incesante austeridad y reprimendas por parte del pater
familiae sólo se endulzaba con la melcocha de papelón que estiraba sobre tabla una hacendosa criolla del vecindario.
Definitivamente,
la vida de Elli no fue nada deseable, ni
allá en su nativa tierra de Lötzen que abandonó en 1945, ni tampoco aquí al
lado del río más caudaloso de Venezuela.
El tormento
conyugal de Ellí comenzó a los 16 años cuando desesperada por salir de su casa
se casó con un maestro de escuela que se olvidaba de ella devorando el
periódico hasta la última línea para de
esa manera resarcirse de lo que le había costado. Después de este maestro Hammich, vino Hans,
Magnus, Werner, Fritz y Pero Markovic, perdido en el cuarto oscuro del
revelado.