jueves, 8 de diciembre de 2016

EL DESAPARECIDO RADIO CLUB DE CIUDAD BOLÍVAR



José Luis Cestari Villegas
Pues sí, mis amigos, en Ciudad Bolívar existió un Radio Club. No vayan a creer que era un club que agrupaba a unos cuantos que tenían radios para escuchar la novela de “Martín Valiente”. Era bastante más que eso…era un club de radioaficionados.
La radioafición fue la precursora del internet. Un radioaficionado es una persona que se comunica con el mundo entero a través de su transmisor-receptor de radio. Por supuesto, conoce de antenas, equipos, circuitos, código morse, código Q, etc. Es increíble lo que estudia un radioaficionado. A mí no me aplazaron en el exámen porque me dijeron algunas preguntas mis fraternos Iván Croes, su esposa Maby Natera y José Gregorio Mora. Lo digo sin vergüenza alguna, porque era yo un joven médico con una carga laboral demasiado grande y a veces no podía asistir a las clases, las cuales se llevaban a cabo una o dos noches a la semana –durante varios meses- en un amplio espacio del Orfanato Bolívar. Todos ellos sabían el importante esfuerzo que yo hacía para hacerme radioaficionado, y por eso me ayudaban. Cosa que no olvido. Sobre todo cuando veo el carnecito con mis siglas, YV6-ESA.
Pero mi experiencia como radioaficionado es nula. Nula porque nunca ejercí el oficio. El excesivo trabajo médico no me dejaba más que unas horas para descansar. Y, además, mi exiguo sueldo hospitalario de Bs.2.875 no me permitía comprar los equipos necesarios. Siempre que iba a Caracas visitaba los establecimientos donde vendían equipos para radioaficionados, y allí pasaba horas y horas…mirando…preguntando…y siempre pensando: -“Algún día…cuando tenga unos realitos…”
La historia que hoy les traigo no es la mía. Era yo aún muy niño cuando mis padres, familiares y amigos entraron a la radioafición. Hace algún tiempo llamé a mi primo Orlando Botello para saludarlo, y él me corroboró memorias que ambos compartimos sobre el tema; pero me informó, además, que él se inició primero que mis padres en la radioafición, en Caracas, estimulado por don Pedro Victorio León, padre de su esposa Isabel. Por cierto, no podré olvidar nunca el curso de radioaficionados en el cual se graduaron mis padres y mis tíos Vicente, Gisela y Rosita…y a lo mejor alguien más…creo que nuestro primo Hugo Laprea. No sé los demás, pero al menos mi mamá se llevó su chuletica, por si las moscas (vale una sonrisa).
Mi papá le regaló a mi tío Vicente los equipos, uno para la casa de San Fernando y otro para el hato. Marca “Ranger”, recuerdo. Se quedó mi papá con otros que recién había comprado, un “Barker & Wiliamson” y uno que llamaban “Five Hundred”, no recuerdo la marca. El sitio de la casa destinado a la radioafición era el último cuarto de la casa, contiguo a la mata de mango y cerca de un gigantesco poste rojo rematado por una antena direccional, que manejaba desde dentro con un “rotor”.. A ese sitio mis padres lo llamaban “el shack”, que lo que significa es “choza”. Ignoro el por qué le pusieron ese nombre. Allí, en ese “shack”, se formaban las grandes “ruedas”(rueda es un grupo de radioaficionados que están en igual frecuencia, hablando): un domingo en la mañana, por ejemplo, era ya cotidiano escuchar a alguno de mis padres: -“CQ Paris…o CQ Dinamarca…o Estados Unidos…o un hato lejano en el Capanaparo…o una estación mobil llegando a la cueva del Guácharo. La cantidad de amigos a nivel mundial que hace un radioaficionado pudiese equipararse a cualquier usuario de Facebook o Twiter. Con la ventaja de que las ondas de radio viajan de forma universal…y no dependen de los caprichos de la compañía de teléfonos o del dictador de turno. Tiene otras ventajas, entre ellas que las conversaciones en “single side band” no podían ser escuchadas por nadie más, solo los interesados. No habían “hackers” que amenazaran la privacidad de los radioaficionados.
En Ciudad Bolívar se fundó el Radio Club Venezolano, Seccional Bolívar. Pedro Victorio León, Auristela León, los hermanos José Miguel y Raúl Arreaza, Margot Azanza, Orlando Botello y mis padres –seguramente algunos otros- lo integraban. Se reunían en casa de José Miguel Arreaza y su esposa Clara, grandes amigos de mi casa. A veces los visitaban amigos de Caracas u otros estados…Armando Díaz y familia, con quienes llegamos a ser como hermanos. Recuerdo las reuniones semanales en el hogar de los Arreaza…cómo olvidar los tequeños y bolitas de carne que preparaba doña Clara…una vez hizo unos buñuelos con miel, fenomenales! Esthercita, su hija menor, era bebé, andaba por ahí con una muñequita…hoy día, ella y su esposo Pedro Alcocer son nuestros fraternos amigos aquí en los Estados Unidos. Les estamos muy agradecidos por sus amorosas atenciones. Cosecha feliz del Amor.
Lo del Radio Club no era más que un pretexto para socializar, para pasarla bien. Compartir las gratas experiencias de la comunicación hertziana era tan sólo uno de los ítems. Grandes amigos se hacen a través de la radioafición, como grandes amistades se logran a través de Facebook. Importantes beneficios a la comunidad prestan los radioaficionados, al igual que los Leones, Rotarios u otro club de apoyo y servicio, generalmente filantrópico.
Cualquier iniciativa gregaria que pueda unir a la gente en propósitos comunes es buena. Pero sin la política. Aunque ella constituye –en teoría- una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por personas libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva, en la práctica –con las excepciones del caso- se usa para dividir a los seres humanos. Para enfrentarlos. Para que se odien. Ninguno de esos clubes de ayuda y bienestar social debería ser infectado por la política, so pena de que desaparezcan en el lago hirviendo de los más inútiles enfrentamientos.
En lo personal, creo que la radioafición no debería desaparecer. Hay zonas donde no hay comunicación por internet, y debería ser disponible prestar cualquier ayuda a través de los radioaficionados.
Por último, les digo, haciendo uso de nuestro Código Q:
”CQ…CQ…Venezuela está QRJ…esperemos que pronto queden QRT los tiranos de turno y hagan QSY con sus QRM a otro QRC….estamos QRV y seguimos QAP…Roger.”
Se anexa Código Q para su saber y entender. Creo que es más fácil que hablar en “cuti”.

jueves, 1 de diciembre de 2016

EL DIA DEL ESCRITOR



El 29 de Noviembre de 1989 se juramentó la Junta Directiva de la Asociación de Escritores de Venezuela, Seccional Bolívar, que tuvo la iniciativa de legalizarla después de 22 años de fundada.  En efecto, fue fundada en 1967 por iniciativa de Mimina Rodríguez Lezama, José Sánchez Negrón, Elías Inaty y Mercedes Quiroga, entre otros, y se mantuvo intacta con jurisdicción en todo el Estado hasta 1988 cuando los miembros residentes en la Zona del Hierro resolvieron fundar la Seccional de Ciudad Guayana, bajo la presidencia del poeta Alis Darnot. Pero como institución civil de carácter gremial sin fines de lucro, con personería jurídica y patrimonio propio, no fue registrada sino el 16 de mayo de 1990 por gestión de la Junta Directiva electa en 1989 y reelecta el miércoles 7 de noviembre de 1990. Esta Junta Directiva ratificada para un segundo período y la cual se juramentó el 29 de noviembre, aniversario del natalicio de don Andrés Bello y, por lo tanto, Día del Escritor, la conformaron: Presidente, Elías Inaty; Secretario General, Américo Fernández; Secretario de Finanzas, Mercedes Quiroga; Secretaria de Actas, Iris Aristeguieta; Secretario de Cultura, Reinaldo González; Vocales, Guillermina Rodríguez Lezama (Mimina) y Diógenes Troncones Sánchez. Tribunal Disciplinario: Horacio Cabrera Sifontes (Presidente), Teresa Coraspe y Abraham Salloum.
De acuerdo con el registro, la  AEV asienta que no persigue otros fines que no sean el de trabajar por el más amplio desarrollo de la cultura, en particular de las letras; por la elevación de las condiciones sociales y económicas del escritor y por la defensa de sus derechos y de las libertades públicas … Se entiende por escritor todo creador intelectual, con obras escritas, no necesariamente publicadas, que respondan a exigencias estéticas y admita calificación literaria, científica o humanística.
La asociación de escritores, fue fundada por intelectuales venezolanos que proclamaron el 29 de noviembre como su Gran Día para de esta manera honrar a don Andrés Bello, notable filólogo, poeta, educador y periodista nacido en Caracas en 1781 y fallecido en Chile en 1865 donde destacó como Rector de la Universidad de Santiago durante 22 años.
Andrés Bello fue además el primer redactor de la Gaceta de Caracas, autor del código civil de Chile, de la primera antología americana, de la biblioteca y el repertorio americano, traductor del Sofocles, Eurípedes, Virgilio y Homero.
Podríamos decir entonces que con Andrés Bello nace en Venezuela esa pasión por escribir en el sentido más enaltecedor de la investigación y la creación literaria.
Correspondió al antropólogo Miguel Acosta Saignes ser el primer presidente de la Asociación de Escritores de Venezuela, seguido por notabilidades como Arturo Uslar Pietri, Díaz Sánchez, Luis Pastori, Pascual Venegas Filardo, Rómulo Gallego, José Ramón Medina y otros que serian largo enumerar pero que le dieron a la Asociación el cuerpo y la solides gremial que conforman  24 seccionales en las cuales militan 1400 escritores.
En 1989 es realmente cuando la AEV de Bolívar  toma cuerpo, impulso, solidez, y logra un subsidio del CONAC de 250 mil bolívares, el cual se multiplica con la actividad gremial hasta formar un fondo editorial que le permitió publicar los siguientes  libros “Rumor de la memoria", de Elías Inaty; “Ventana al Sol”, de Iris Aristiguieta; “La Selva, Protagonista de la novela Canaima” y La Casa de Piedtras, de Diógenes Troncones; “Este Silencio Siempre”, de Teresa Coraspe y “Héroes y Espantapájaros” de Mimina Rodríguez Lezama. y Relatos de José Luis Cestari De igual manera, la revista “La Palabra”, de la cual circularon 3 números, sustituida en 1992 por la revista “Urinoko”, con la cual la publicación aevista modificó el formato y mejoro la calidad, gracias a la colaboración de la periodista y escritora bolivarense Albor Rodríguez y el diseñador Iván Castillo.  En los últimos años ha sido imposible editar nuevos libros de autores guayaneses debido a la crisis que mantiene prácticamente arrinconado a los escritores guayaneses y su sede propia que es la casa que perteneció al poeta Agosto Méndez, no ha podido ser restaurada por incumplimiento del Gobierno Regional responsable del programa de revitalización del Casco Histórico proclamado Monumento Público Nacional.
Debemos decir que la AEV, seccional, tuvo el privilegio de ser anfitriona de la Primera Convención Nacional de Seccionales, realizada en Ciudad Bolívar los días 18, 19, y 20 de agosto de 1973, siendo presidente el poeta José Sánchez Negrón a la cual asistieron delegados de 15 seccionales, para debatir como materia principal lo que entonces era preocupación de los intelectuales venezolanos: la Ley sobre Derecho de Autor que databa del mes de noviembre de 1962, en sustitución de la Ley de Propiedad Intelectual del 13 de junio de 1928.
En esa ocasión dijo el doctor José Ramón Medina, presidente de la Asociación de Escritores de Venezuela que se había escogido a Ciudad Bolívar como sede de la primera convención, “por muchas razones, entre ellas, precisamente porque aquí palpitan las costumbres venezolanas desde las más anchas tradiciones históricas, porque Ciudad Bolívar no solo recoge el homenaje y el mensaje del gran hombre- el padre de la patria- sino porque aquí además está centrado el pasado, el presente y el futuro de Venezuela.”
En el acto inaugural le fue impuesta la medalla del escritor a los intelectuales bolivarenses de Lucila Palacios, Luz Machado y Héctor Guillermo Villalobos.


miércoles, 23 de noviembre de 2016

Casa Agosto Méndez

Casa Agosto Méndez

Américo Fernández amerfer@gmail.com

0:07 (hace 0 minutos)
para Carlos
Saludos, Carlos:  LA AEV agradece te dirijas al Presidente del Instituto del Patrimonio Cultural  sugiriéndole se comunique urgentemente con el Consejo Municipal del Heres, advirtiéndole que no debe permitir la ocupación o intervención de la Casa Agosto Méndez, por estar dentro del Casco Histórico da Ciudad Bolívar oficialmente declarado Monumento Público Nacional en 1976.  Y no sólo por ello sino porque la misma perteneció al médico y escritor J. M. Agosto Méndez, autor del Himno del Estado Bolívar y que fue adquirida por la AEV para que no cayera en malas manos y sirviera al mismo tiempo de su sede definitiva y sede de una proyectada  Biblioteca de Autores Guayaneses y de obras sobre Guayana escrita por otros autores.  Es el caso, según información confidencial, que la Cámara Edilicia tiene resuelto expropiar la Casa por estar en mal estado sobre terrenos que son municipales, lo cual le da derecho disponer de ellos para que sean utilizados por un Consejo Comunal para la siembra de hortalizas.  Una verdadera aberración, producto de la ignorancia más crasa.  Saludos. Américo Fernández.

martes, 22 de noviembre de 2016

10 Años de la muerte de José Antonio Fernández


El 21 de noviembre de 2006, dejó de existir el periodista y locutor José Antonio Fernández, tras una lucha sin tregua por sobrevivir a los golpes y acechanzas del tiempo.  Desde Macapo donde nació hasta Ciudad Bolívar donde murió transcurrieron 79 años, tiempo durante el cual estudio, se formó y ejerció como locutor de Ondas Porteñas y director de Radio Bolívar, como periodista y director del diario El Bolivarense, corresponsal de El Nacional, Secretario General de la  AVP y directivo del Colegio de Periodistas y de la Asociación de Escritores, fundador de la Asociación de Coleos.  La Manga de Coleo de Soledad lleva su nombre.
            Escribió varios libros: Cacho en Manga, Hombre Vernáculo, Nicolás Felizzola Tigre de Matas Altas, La Década Sombría y “De  Cojedes a Guayana”, más voluminoso –355 páginas- que los anteriores, y tenía  que ser porque abarca cinco etapas de su vida o una vida de siete decenios, desde que nace  y ya adulto sale de Macapo, tierra feraz de la  geografía cojedeña, hasta quedar definitivamente trasplantado  en la parte  pedregosa y más angosta del Orinoco.
            El ingeniero Ennio Rodríguez, soledadense radicado en Margarita, recoge en la portada los elementos  más relevantes de los extremos geográficos de quien  emergió a la vida  entre caballos y reses y queda atrapado por la magia de un paisaje físico flotando  en la naturaleza fluvial y selvática más antigua de América.
            En esta obra,  José Antonio Fernández mantiene, sin rubor, su vocación biográficamente existencial, convencido de que cada ser como protagonista o testigo, tiene  una historia real o ilusa  que contar.  Él, como actor principal y observador que invoca la imposible ubicuidad, cuenta su propia historia y de paso la de los pueblos y los hombres  que lo vieron pasar o sintieron de alguna manera sus pasos de transeúnte afanoso  que buscaba afianzarse en algún  lugar, si no propiamente en el de la promisión bíblica, al menos, en aquel  donde el calor humano no se mendiga sino que se conquista con el candor y la calidad de la actuación.
            Porque, como lo observó  Calderón de la Barca,  “la vida es un teatro” donde cada quien desempeña, a gusto  o disgusto, un papel que bien o mal han de calificar o juzgar los demás.
            El rol de Fernández fue el de locutor y periodista, circunstancialmente  retraído en otras actividades como la del  quehacer llanero tan lleno  de reminiscencias paternas, tratando de hacerlo lo mejor posible toda vez que en ello iba implicado también el provecho de subsistencia y prevención muy legítimos, tanto  para sí como para una familia que fue creciendo en la medida del amor y del natural anhelo de perpetuación.
            No le fue fácil desempeñar este rol.  Como no lo es para un ser también viviente como el Orinoco, recoger las aguas de Venezuela desde la Parima y llevarlas hasta el mar.  En el trayecto del río, escasamente eludibles son las piedras.  A veces las aguas tienen que transformarse en raudales  enfurecidos para poder franquear las  barreras, y así  como hay piedras que decrecen de tanto rodar y rodar, hay otras que se  aglomeran y  crecen por acumulación  o telurismo orogénico hasta llegar a ser inexorables y si Fernández, en su caso particular, se encontró con alguna inconmensurable, es obvio, por lo visto, que jamás se amilanó sino que sostuvo con valor su lucha, aunque a veces haya tenido que retroceder para tomar aliento o reclamar solidaridad.
            JAF jamás aflojó, ni siquiera cuando la muerte decidió descargarle con rabia su guadaña.  Y es que mientras el músculo del cerebro permanece activo siempre habrá una brecha por donde escapar y tratar de sobrevivir, auque  sea, fuera de la cubierta de la piel, en las hojas impresas de un libro.



jueves, 10 de noviembre de 2016

Poner Coto al Deterioro Artístico e Histórico de Ciudad Bolívar



Acordó pedir Convención de Escritores


Ciudad Bolívar, 21.08. 73(Especial).
La Convención Nacional de Escritores que terminó sus jornadas de trabajo ayer en ésta ciudad, también acordó pedir se ponga coto al dete­rioro artístico e histórico de algunos lugares de Ciudad Bolívar.
La petición será hecha al Concejo Municipal del Distri­to Heres instándolo para de manera enérgica se impida el deterioro poniendo en prácti­ca las Ordenanzas respectivas ya que algunos lugares artísti­cos e históricos como Plazas, esquinas, etc. están siendo desmantelados por personas quizás no mal intencionadas, pero si desprovistas de la sensibilidad y el sentido que representa este acervo histó­rico y cultural y las posibili­dades que ofrece al turismo.
Asimismo acordó la Con­vención solidarizarse con el gremio de periodistas que ha pedido al Presidente de la República decrete el Museo de la Prensa para Ciudad Bo­lívar con sede en la Casa donde se editó el Correo del Orinoco y la cual permanece vacía desde hace tres años de su restauración.
Acordó además autorizar a la Directiva Nacional de la AEV para que instrumente o dé cabida dentro de sus pro­gramas de acción cultural, a cátedras ambulantes de lite­ratura y artes, con miembros distinguidos de la AEV, a ob­jeto de lograr a través de cursos cortos la incorporación de jóvenes de la provincia' a la cultura nacional.
Esta convención designó por mayoría a Trujillo como sede de la Segunda Conven­ción Nacional, honor disputa­do a Zulia y Valencia.

ENCUENTRO DE POETAS Y ESCRITORES


r Garcia, Cedeño; Luis Oliveros, Sucre; Juanita Aguilera, Piar; Irene Flores, Carlos Yusti, Francisco Arevalo, Niria Amario, Merys Jimenez, Jesus Velasquez, Pedro Baptista, Caroni, etc. Ismari Marcano, estado Delta Amacuro; Saady A. Mirabal, Monagas; Nieves Alcala, Anzuategui; Guillermo Arguello, Miranda, etc. Por el municipio Heres podemos mencionar a Nestor Rojas, Alcides Izaguirre, Domingo Solorzano, Manuel Ramirez Barazarte, Amarilis Siu, Jesus Grau, Fedry Yendez, Joelis Leon, Yusmira Garcia, etc. Francisco Arevalo hizo la presentacion de Leopoldo Villalobos y Yusmira Garcia hizo la presentacion de Oscar Pirrongelli. Fueron ponentes: Maira Sole, Carlos Yusti, Alcides Izaguirre, Irene Flores, Nestor Rojas, etc. Invitados especiales: Edgar Jose Rodriguez, Marelys Romero, Martin Cordero, Jose Miguel Sanchez, Luis Orsetti, Joelis Leon, Luzmila Guzman,etc. Entre las actividades desarrolladas mencionamos: acto homenaje, entrega de placas honorificas, ponencias, recitales, bautizo del poemario "Cantico a Venus", participaciones artisticas (musica, poesia, teatro). etc. Entre los integrantes de la Comision Organizadora, estan: Jorge Casanova, Odalys Gazzaneo, Luis Orsetti, Yusmira Garcia, Jesus Grau, Nestor Rojas, Alcides Izaguirre, J M Sanchez, Amarilis Siu. Agradecemos el apoyo institucional: Alcaldia del Municipio Heres, Museo Jesus Soto, Universidad Bolivariana de Venezuela, etc. De igual manera agradecemos al respetable publico presente por su acompañamiento. Continuamos trabajando, con mucho amor y sentido de responsabilidad, por la poesia y la literatura guayanesa. "La literatura tambien es cultura"

jueves, 27 de octubre de 2016

Encuentro de poetas 3 y 4 de noviembre

Mostrando AFICHE V ENCUENTRO DE POETAS.jpg

Néstor Rojas te etiquetó a ti y a 98 personas más en una publicación.
Néstor escribió: "Hoy viernes en el Museo Soto comienza: V Encuentro de Poetas y Escritores del Estado Bolívar La Fundación Civil Cultural Editorial "Poetas del Río" se complace en invitarles al "V Encuentro de Poetas y Escritores del Estado Bolívar", en homenaje a los distinguidos escritores: Oscar Pirrongelli Seijas y Leopoldo Villalobos. El evento emblematico de la literatura guayanesa se llevará a cabo en los espacios del Museo de Arte Moderno Jesús Soto, desde hoy jueves 3 y viernes 4 de noviembre, a partir de las 8:30 AM. Una vez más se darán cita en la ciudad del prodigio poetas, escritores, cronista, inventigadores, intelectuales, cultores y artistas diversos, provenientes de los diversos municipios del estado Bolivar. Habrá acto homenaje, ponencias, recitales, invitados especiales, lectura de cuentos breves, bautizo de libros, tertulias y otras actividades. Asiste. La entrada es libre!"
Más información sobre cómo etiquetar en Facebook.

Melquiades; dos personalidades en un mismo nombre


Resultado de imagen para Melquiades
En la novela "Doña Bárbara" de Rómulo Gallegos, Melquiades es un espaldero sanguinario; en cambio, en la novela "Cien Años de Soledad" de Gabriel García Márquez, Melquiades es un gitano fabulador y fantástico.

domingo, 23 de octubre de 2016

V ENCUENTRO DE POETAS EN EL MUSEO SOTO



FUNDACIÓN CIVIL CULTURAL EDITORIAL POETAS DEL RÍO
FUNDACIÓN  CIVIL CULTURAL EDITORIAL “POETAS DEL RÍO”. Casco Histórico de Ciudad Bolívar.
Casa de la Poesía.  Calle  Constitución.  RIF: J-31252592-4.  NIT: 0377606418.
Presidente: Poeta Jorge Casanova.  Celular: 0414-8544852.   0416-9928791



Ciudad Bolívar, 22 de octubre de 2016  

CIUDADANO: LCDO. AMERICO FERNANDEZ
CRONISTA DEL MUNICIPIO HERES

De la más alta consideración. 
          Por medio de la presente y en el marco de la celebración del “V Encuentro de Poetas y Escritores del Estado Bolívar”, en homenaje a las distinguidas personalidades Oscar Pirrongelli y  Leopoldo Villalobos,  a través de la comisión organizadora de la FUNDACIÓN  CIVIL CULTURAL EDITORIAL “POETAS DEL RÍO”: hacemos llegar la invitación a usted, para que nos honre con su presencia. El Encuentro tendrá lugar, los días 03 y 04 de noviembre del año en curso en el Museo de Arte Moderno Jesús Soto, desde las 8:30 A.M. Siempre nos ha caracterizado una visión de inclusión y en este sentido sabríamos valorar su asistencia. 
Sin más que agregar y a la espera de una oportuna y favorable respuesta, nos despedimos respetuosamente. 

Atentamente: Por la Comisión Organizadora


   JORGE CASANOVA
e-mail: poetasdelrio@hotmail.com

Tlf: 0414-854.48.52

viernes, 14 de octubre de 2016

Mi primer recuerdo del Cine / José Luis Cestari


"Cine nuestro que llevamos por dentro -“Helenita, ¿Los monitos no tienen c…..?” Ese es mi primer recuerdo de cine… las carcajadas todavía se escuchan en el aire de aquella temprana niñez. Mi tía Helena, mi hermano Carlos, Tarzán y yo sabemos de qué se trata. Mi experiencia primera en el cine fué la oscuridad. Cuando se es niño, las penumbras sirven para dos cosas: temer y dormir. Imposible imaginar alguno de aquellos personajes con quienes nos metían miedo desligado de la necesaria oscuridad. Difícil –al menos para mí siempre lo fue- dormir con la luz encendida. Estar en la oscuridad con mi hermano y mi tía, sentados en unas butacas y frente a una gigantesca pantalla era algo muy extraño para mí. Y más extraño aún que en la pantalla aparecieran grandes imágenes y las escucháramos hablar. “Tarzán de los monos” veíamos ese día, en Caracas. Les podría parecer que exagero, pero no es así. Era un poco más de la mitad del siglo pasado…los inicios de la televisión en Venezuela datan de 1952…el cine llegó antes: El 11 de julio de 1896 se realiza la primera función de cine en Maracaibo. Por supuesto, cine mudo. El aparato empleado fue el Vitascopio de Edison, que fué adquirido por Luis Manuel Méndez en la ciudad de Nueva York, quien a su vez contrató a Manuel Trujillo Durán para que lo operara. Las primeras películas realizadas en Venezuela fueron “Célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa”, y “Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo”, ambas estrenadas el 28 de enero de 1897 en el Teatro Baralt de Maracaibo, y cuya realización generalmente es atribuída al mismo Manuel Trujillo Durán. En este mismo año, otros pioneros del cine como Ricardo Rouffet y Carlos Ruíz Chapellín realizan algunos cortometrajes en la ciudad de Caracas. Si bien en 1931 se hicieron algunos intentos de sonido con la película “La Venus de Nácar”, no sería hasta 1938 con el estreno del cortometraje “Taboga” que se puede hablar verdaderamente de cine sonoro en Venezuela. Igualmente, se rueda el primer largometraje sonoro en el país: “El Rompimiento”, de Antonio Delgado Gómez. Siguiendo a Américo Fernández en sus interesantes investigaciones, “…el Bioscopio -creado por los hermanos Skladanowsky- fue el primer aparato de cine llegado a Ciudad Bolívar. Este gran suceso que impresionó a los citadinos ocurrió el 30 de noviembre de 1900. Se realizaron tres funciones: dos en un hotel y la tercera en el Teatro Bolívar”. (Fin de la cita). El trabajo investigativo del Lic. Américo Fernández es excelente, lo recomiendo ampliamente. Importantes datos históricos que no debemos olvidar, pero hoy quiero contarles lo que he vivido hasta ahora como asiduo espectador de cine. En una Ciudad Bolívar relativamente pequeña de la década del cincuenta, la verdad es que nadie parecía darse cuenta de lo que hacía falta…simplemente, porque lo que había era suficiente. Hoy día parecemos como más completos porque tenemos computadoras y celulares, pero a cambio carecemos de lo que antes abundaba…seguridad, por ejemplo…tranquilidad, por ejemplo…capacidad adquisitiva, por ejemplo…y, aquí en Ciudad Bolívar, CINE…ni una sala de cine tenemos hoy día, 30 de noviembre del 2012. Y teníamos varias. Esforzándose en paliar tal deficiencia, a veces la gente del Museo Soto proyecta películas. El Cine Bolívar es el primero al que recuerdo haber ido en Ciudad Bolívar, junto a mi hermano Carlos y mi abuela. Esa sala de cine quedaba en una esquina, frente al Grupo Escolar “Estado Mérida”, al lado o a pocos metros de una tintorería de chinos, que creo que aún está allí. Allí pasaban películas más que todo del cine mexicano, de gran popularidad para la época. Otro fué el Cine América, en él disfruté famosos largometrajes. Cuenta Américo Fernández: “…Se inauguró con la cinta Los Ultimos Días de Pompeya, seguida de Espartaco, Los Novios y Los dos sargentos franceses y Santanás.…De todos estos cines itinerantes, el único que se perennizó por los menos hasta los años de 1980 fue el Cine América, que comenzó funcionando en el edificio de la Aduana Vieja, el 22 de abril de 1914.” (Fin de la cita). Mi historia con ese cine se fue elongando con el largo de mis pantalones y la latitud de mi corazón…comencé con los matiné de Superman y Miguel Aceves Mejías junto a mi hermano Carlos, y terminé al lado de Marisol Soto esperando a Rosiris para sentarme a su lado…fue entonces cuando tomé un curso intensivo de “Cómo apaciguar el corazón al lado de ella”, y no lo aprobé…cuando nuestros hijos crecieron y se fueron quise comprar mi entrada –para cualquier película- con la definitiva decisión de sentarme en el mismo puesto con ella, pero a alguien se le ocurrió transformar mi cine en cenizas…ya no sé ni por qué lloraba aquel señor mayor con su linterna en la mano, asumo que sería porque se quedaba sin trabajo o porque, simplemente, ya no tendría senderos oscuros qué alumbrar. Unas cuadras más allá, hacia el Este del mismo Paseo, cerca de la Aduana, el Cine Orinoco. El mismo estilo. Debo advertir a los que me leen que mis idas al cine no eran tales. Era un ritual de placer. Desde que buscaba en la prensa o me enteraba de la película…luego cuadrar el día y la hora…la ropa…si estaba bueno el carro…si tenía dinero…irme temprano para tener un sitio bueno para estacionar…si iba con ella o hacia ella, mejor…comprar el ticket…te lo rompe el portero y te quedas con la mitad (y no hallas dónde guardarla)…el cafetincito…pistachos, maní, si no había cotufas…refresco…algún chocolatín…y entrabas…oscuro todo…con suerte, el mismo señor de la linterna casi que te agarraba por el brazo y te sentaba (donde el decidiera)…sentado al fin, luchando con la espalda que nunca acomodamos del todo bien…si voy solo, el tipo del lado izquierdo, sus piernas abiertas rozan mis rodillas y me desagrada…y la señorita del lado derecho, buscando que le acerque mis rodillas…si voy acompañado, estoy vacunado, tenemos nuestras cuatro rodillas…salvo que siempre toca alguien sentado atrás, que como que aprovecha el cine para contar cualquier cantidad de historias, o chistes, o cualquier cosa…cuando comienza la película, mi mente siempre me ubica como diez minutos después que comenzó, y me lamento no haber visto los caracteres para conocer el reparto…es por tanto que rechacé esa parte cuando era niño, pues tan sólo quería que comenzara la acción. Como ven, mi placer de ir al cine no es tal…es más y mejor que eso. Tendría que nombrarles al Cine Mundial, en el mismo sitio donde hoy está la Contraloría del Estado, en Ciudad Bolívar. Dos pisos, en el de arriba me fumé un cigarrillo escondido. El Cine Royal, calle El Pilar, a la entrada Este del barrio Perro Seco, Ciudad Bolívar. El Cine Iris, en la avenida 19 de abril. El cine Plaza, en el sector Plaza. El Autocine Angostura. El cine Rívoli en Vista Hermosa, y el Cine Roxy donde era el bowling y donde funcionó un conocido casino. El cine (Teatro?) Imperial y el cine Caribe, ambos a pocos metros en el Paseo Meneses…a veces salía de una película y me iba caminando para meterme en otra, en el cine de al lado…A todos fuí, y en todos anhelé tener cerca al amor de mi vida…a veces lo logré. Y si a ello le sumamos las actividades francamente geniales de mi padre-cineasta, quien nos pasaba películas infantiles y de todo tipo con sus proyectores de 8 y 16mm, y también filmó bastante con sus cámaras, desde ponerle sonido a “La fosforerita”, echándose copas hasta la madrugada con mi primo Orlando Botello, domingos en el balneario La Peña hasta operaciones quirúrgicas, comprenderían ustedes ahora por qué el cine hizo –al menos conmigo- lo que le dió la gana. Hasta tengo dos hijos periodistas y actores…sus juegos en mi casa eran algo así como: “Vamos a echarle a perder las tres filmadoras a mi papá, pero hay que hacer sopotocientos video-clips, novelas y transmisiones periodísticas”…échele piernas, pues. La guinda del helado…El Teatro Río. Por cierto, el Cine América era también teatro y no se anunciaba como tal, y el Teatro Río nunca lo fue…cosas…ah, el cine Río…domingos, 5pm…toda aquella muchachada estaba allí…y es que como que había que estar...sea cual fuera la película…era un cine raro…hecho como si nunca lloviera aquí, que tanto llueve, y de pronto…la mitad del cine era al aire libre, y cuando llovía, bueno, aquél gentío pasándose para el área techada. Siempre me pregunté el por qué de aquello…el dueño del cine parecía un señor inteligente…de baja estatura, barrigoncito, español…pendiente de todo, de la venta de los tickets, de las chucherías que vendía, de que todo estuviera bien…de la proyección…en mi fantasía infantil, llegué a desarrollar una admiración increíble por ese personaje, esa especie de Superseñor que todo lo solucionaba y en todas partes estaba. Siempre quise entrar a una sala de proyecciones…hasta ahora no lo he hecho…siempre hay alguien –siempre de lentes- que no me deja entrar. Son las 3:25 de la madrugada. Mi oficio de escritor y de músico como que me tiene prohibido despertarme más tarde. De reojo veía hace rato a la computadora, con ganas de entrarle a este sabroso relato de mi boda eterna con el cine. Pero –sépanlo- también luchaba por no mirar en TNT por cuarta vez “Last chance Harvey” (“Nunca es tarde para enamorarse”), guionista y director el genial Joel Hopkins…con Dustin Hoffman y Emma Thompson…disparejos de tamaño, diferentes países, diferentes vidas…y se enamoraron, ya bastante maduros…amo cada escena de esa obra maestra en el drama, porque se siente fluir con libertad ese niño travieso que ahogamos en problemas todos los días: el amor. No sé ustedes, pero yo cerraré esta cosa que escribe y apagaré la luz que me encandila. Tengo la firme intención de insertarme en mi chinchorro y calarme alguna otra buena película, antes que venga el sol a fastidiar y a recordarme que tengo que ir a cortarme el cabello."





martes, 11 de octubre de 2016

LA DISCOTECA "EL INFIERNO" / José Luis Cestari


L´ENFER” (“El Infierno” en francés).  fué la primera discoteca que hubo en Ciudad Bolívar. Como si fuera hoy, recuerdo que la noticia de su inauguración corrió como reguero de pólvora. No tengo claro en cual año de los sesenta fue su construcción e inauguración. Eduardo Martínez del Box –hijo de don Tito Martínez del Box, de la Radio Rochela- fué su creador. Anunciada la noticia por la prensa escrita regional y por las emisoras Radio Bolívar y Ecos del Orinoco, la otrora calmada y casi somnolienta Ciudad Bolívar se despertó de un brinco. Vientos tormentosos amenazaban. Algunos padres y madres de familia se reunían con sus hijos para advertirles del peligro que la mencionada discoteca representaba para la moral y las buenas costumbres. Nunca olvidaré que la ya desaparecida y siempre bien recordada Srta. Malvina Rosales – ya anciana- en compañía de distinguidas damas bolivarenses visitó el entonces Concejo Municipal para elevar su voz de protesta por lo de la discoteca. –“Eso no puede permitirse, nuestra ciudad no puede aceptar ese atentado contra la moral y las buenas costumbres”, -recuerdo que dijo también por los micrófonos de Radio Bolívar. Sacerdotes y pastores, indignados. Docentes, médicos y artistas, todos elevaban su agrio acento, repudiando la instalación de “L´Enfer”. Distintas personas opinaban en la radio y la prensa –El Bolivarense y El Luchador, en aquél momento- airados, muy molestos…se decía que ese señor “Del Box” tenía muy mala fama y venía a sembrar en nuestra apacible ciudad todo tipo de perversiones e ilicitudes. Así la situación, lo que la gente hablaba era de eso. Espantados. Cualquier cantidad de horribles fantasías de seguro circulaban en cada calle, en cada casa…sin duda, había arribado un factor, un elemento de cambio sociológico y psicológico importante, sentido como perturbador por una gran cantidad de adultos, pero de agradable expectativa de modernidad para nosotros, los adolescentes de la época, que buscábamos casi desesperadamente nuestros íconos de identidad -léase música, ropa, modismos lingüísticos, etc.- y esa discoteca venía a reafirmar buena parte de ellos. Al menos eso creíamos…y aún creemos que fue así. Se inauguró “L´Enfer”. Lamentablemente, no pude ir. No siempre los chicos de entonces podíamos ir donde o cuando quisiéramos. -“Usted no vá porque están muy cerca los exámenes”, - era una frase común, y por respeto a los progenitores la aceptábamos, callados y tristes, pero resignados y conformes. Me contaron que estuvo máximo…la música, uffff…juego de luces…semi-penumbra…chicas para todos los gustos...hecha agua la boca, no pasaron muchos días y, con cincuenta bolívares en el bolsillo, fue un sábado mi visita a “El Infierno” (así terminamos llamándola)…se le llegaba subiendo por una escalera, creo que de madera…paredes laterales pintadas de rojo…al abrir la puerta uno se encontraba con un gran salón, semioscuro…parejas bailando…a la izquierda el Disc Jockey, y algo más allá la entrada al bar…recuerdo a amigos y compañeros –y hasta algunos profesores- casi todo mi salón de clases estaba allí…Oh, la música…los últimos éxitos…bailar aquellos ritmos era demasiado divertido…y las canciones suaves, junto a la penumbra, se prestaban para todos los acercamientos corporales a los que le temía el mundo adulto conservador de nuestra ciudad capital. Imposible detener la vorágine, el gigantesco terremoto mundial que habían generado Los Beatles. Sentíamos que había llegado la hora de la juventud. La hora que marcaba un cambio vibratorio, un movimiento preciso en las agujas del reloj del mundo. Y nuestra ciudad adormecida no podía escapar a eso. La televisión en blanco y negro ya había hecho su aparición en nuestra ciudad, mi padre y los hermanos Raúl y José Miguel Arreaza fueron sus pioneros. Ya programas juveniles televisivos como “El Club del Clan” con Richard Herd, por citar uno, mostraban la nueva cara de los adolescentes, alegres y motivados ante el fortalecimiento de sus arquetipos fundamentales. Antes de la discoteca, el pionero grupo de “Los Teen Stars” aguantó callado la inconveniencia de no tener suficiente soporte social que respaldara sus primeros intentos musicales. Pero ahora, instaladas como fueron unas más apropiadas columnas a través de la acción sociocultural poderosísima de “El Infierno”, era difícil pararle el trote al movimiento juvenil que, a su impulso, había nacido. En aquél tiempo, era yo un chico bien estable, a pesar de mi corta edad adolescente. Mi vida se resumía entre la universidad, mi novia, el Taller de Jaime Richards, mis visitas a la familia Farguell y…”Los Cobra”. Más nada, creo. La llegada de la discoteca añadió a mi vida una nueva perspectiva: varias veces a la semana la visitaba…Motivo? Allí encontraba, siempre sentado en el mismo taburete del bar, a John Sampson. John fue mi primer “profesor” de poesía, en el mejor sentido de la palabra. Uno o dos whiskeys con soda a Bs.5,00 servían de marco a estos dos bohemios que, apartando las insistentes notas de la música discotequera hacían suyos a Rubén Darío, a Whitmann, a Byron. “El Aleph” de Borges, punto extraño de interés para ambos jóvenes poetas, aún proyectados y vitales en el espacio-tiempo. A veces, el alumno José Luis le llevaba a su profesor de poesía algún trasnochado verso para su análisis…y John, atrincherado tras sus lentes metálicos correctivos evaluaba, corregía, y siempre felicitaba, estimulaba. Esa belleza de encuentro entre estos dos amigos ocurría allí, en ese “antro”, en esa “casa de corrupción”, como algunos ortodoxos llamaban a ese mágico lugar de la calle Cedeño, al lado de la casa de los Gobernadores...(Continuará)"


lunes, 10 de octubre de 2016

GANADORES DEL NÓBEL QUE RECHAZARON EL GALARDON

El primer premio Nobel se otorgó en 1901 | Foto: EFE
El primer premio Nobel se otorgó en 1901 | Foto: EFE
Para muchos se trata de uno de los máximos honores a los que puede aspirar un escritor, economista, científico e incluso un político. Sin embargo, en la historia de la entrega de los Premio Nobel, que se remonta a 1895, no todos los ganadores han podido o han querido aceptar los galardonesar
El sistema por el que se adjudica el reconocimiento fue establecido por el filántropo Alfred Nobel para reconocer a individuos u organizaciones que hayan llevado a cabo contribuciones excepcionales a la humanidad en el año anterior a su entrega.
A cada persona laureada se le entrega una medalla, un diploma y una suma de dinero.
Desde que se hizo la primera entrega en 1901, el Comité Noruego del Nobel ha otorgado casi 600 premios en las diferentes categorías: física, química, medicina, ciencias económicas, literatura y paz.
Pero hubo algunos premiados que no quisieron aceptar el galardón o fueron obligados a no hacerlo.

JEAN-PAUL SARTRE

El escritor francés Jean-Paul Sartre fue uno de los principales representantes del existencialismo en Francia.
La gran obra de Sartre, El Ser y la Nada, en la que expuso de manera teórica sus tesis sobre el existencialismo, tiene sus raíces fuertemente hundidas en la catástrofe que significó para Europa la Segunda Guerra Mundial.
Su obra trascendió la perspectiva filosófica e ideó el concepto del comunismo existencialista, el cual plasmó magistralmente en su novela La náusea de 1939.
En ella representa al hombre a la deriva en un universo sin Dios, rehén de su propia libertad.
En 1964, se le concedió el Premio Nobel de Literatura, pero lo rechazó porque "consistentemente había declinado todos los honores oficiales", señala en su página web el Premio Nobel.
Sartre lo consideraba un "premio burgués".

LE DUC THO

En 1973, el Nobel de la Paz le fue concedido conjuntamente al secretario de Estado de Estados Unidos Henry Kissinger y al general y diplomático vietnamita Le Duc Tho.
Los dos funcionarios fueron claves en la firma del acuerdo de paz que se firmó para ponerle fin a la guerra de Vietnam.
El acuerdo fue suscrito por ambos funcionarios y el presidente vietnamita Nguyen Van Thieu y permitió un cese el fuego y un intercambio de prisioneros de guerra.
Sin embargo, Le Duc Tho no aceptó el premio con el argumento de que en Vietnam no había paz.

BORIS PASTERNAK

En 1958, el novelista y poeta moscovita Boris Pasternak fue nominado al Nobel de Literatura por "sus importantes logros tanto en la poesía lírica contemporánea como en el campo de la gran tradición épica rusa", indica en su página web la organización del Nobel.
Pero pese a que inicialmente aceptó el honor, el autor de Doctor Zhivago fue obligado por las autoridades soviéticas a declinar el premio.
El trabajo de Pasternak, señala la organización, abordó varios temas como la naturaleza, la vida, la humanidad y el amor.
Su obra más aclamada, Doctor Zhivago, es ambientada en la Rusia de la Revolución Socialista de 1905 hasta la Segunda Guerra Mundial.
Las obras de Pasternak fueron prohibidas en 1958 por la Unión de Escritores Soviéticos tras la nominación del Nobel.
La medida rigió hasta 1988 cuando fue levantada por el líder soviético reformista Mijail Gorbachov.
Pero las obras completas nunca fueron editadas en su país natal hasta 2004.
El hijo de Pasternak, Yevgueni, había dicho que la obra Doctor Zhivagofue considerada "un desafío a la ideología de la mentira" cuando fue ilegalizada.
"Creo que a lo que los soviéticos objetaron más fue al espíritu de la novela", dijo, en conversación con la BBC, Peter Finn del diario The Washington Post y coautor de "El Zhivago Affaire".
"Pensaban que estaba en contra de la revolución, que retrataba al Estado soviético en una luz muy negativa y que sencillamente era inaceptable", señaló Finn.

TRES POR ORDEN DE HITLER

De acuerdo con la revista especialidad Nature, en su edición de febrero de 1937, Hitler emitió un decreto en el que prohibía que cualquier ciudadano alemán recibiera el Premio Nobel.
"Este decreto ha sido emitido para evitar la repetición de los 'vergonzosos hechos del pasado', que presumiblemente se refiere al premio Nobel de la Paz que el año pasado le fue concedido al pacifista alemán, Carl Von Ossietzky", indicó la revista.
Ossietzky, quien también era periodista, se había opuesto abiertamente al Nazismo y a Hitler. Cayó preso en 1931 y estuvo en un campo de concentración.
Adolfo Hitler le prohibió a tres galardonados alemanes recibir el premio.
Richard Kuhn
Kuhn fue un bioquímico que ganó el Nobel de Química en 1938 por su trabajo con los carotenoides y las vitaminas.
"Después de identificar dos tipos diferentes de carotenos con otros dos investigadores, Richard Kuhn estableció la existencia de un tercer tipo en 1933. También condujo investigaciones importantes sobre sustancias relacionadas llamadas carotenoides. Su desarrollo de técnicas cromatográficas fue importante en el aislamiento y la producción pura de sustancias", indica la organización.
Adolf Butenandt
El también bioquímico Adolf Butenandt obtuvo el Nobel de Química en 1939 por sus investigaciones sobre las hormonas sexuales. Le fue concedido conjuntamente con el científico croata Leopold Ruzicka.
En las la década de los años 30, Butenandt contribuyó a mapear varias hormonas que se presentan respectivamente en hombres y mujeres.
"Después de determinar la composición de la hormona sexual femenina estrógeno, logró definir su estructura y una hormona relacionada, el estriol. También consiguió producir, por primera vez, una hormona sexual masculina en estado puro y determinar su composición química. Fue llamada androsterona", señala la organización.
Gerhard Domagk
Gerhard Domagk fue un patólogo y bacteriólogo que ganó el Nobel de Medicina en 1939.
"Durante el siglo XIX, los doctores descubrieron que muchas enfermedades son causadas por infecciones, por ataques de microorganismos. Esto llevó a investigar compuestos químicos para combatir bacterias y otros microorganismos. El desafío se consideraba imposible, pero en 1932 Gerhard Domagk y sus colegas demostraron con experimentos en ratones que las sulfamidas podían ser usadas para contraatacar bacterias que causan el envenenamiento de la sangre. El descubrimiento se convirtió en la base para la creación de varios fármacos sulfa, el primer tipo de antibiótico", indica la organización.
Posteriormente, los tres científicos recibieron el diploma y la medalla, pero no el dinero que incluye el premio